Viajes Al aterrizar el avión y caminar por los pasillos del aeropuerto de Santo Domingo, nos recibe una frase: “Bienvenidos a esta isla donde el mar siempre está cerca y las montañas nunca están lejos” de Margarita Baquero de Reid como también nos acoge el calorcito caribeño –un poco bochornoso– que relaja los músculos, suda la piel, esponja el pelo pero que advierte que has llegado a República Dominicana.