Este cuadro de Frida Kahlo es el más caro que se haya vendido, hecho por una artista mujer
Imagen: Sotheby’s

La historia del arte latinoamericano acaba de sumar un nuevo capítulo. Frida Kahlo —un nombre que trasciende fronteras, generaciones y géneros artísticos— volvió a ocupar los titulares internacionales gracias a un hito que resuena desde Nueva York. Su obra El sueño (La cama), un autorretrato pintado en 1940, alcanzó los 55 millones de dólares en Sotheby’s, convirtiéndose en la obra más cara realizada por una artista mujer.

El récord se dio durante una semana histórica para la casa de subastas, que superó los mil millones de dólares en ventas impulsada por colecciones excepcionales.

En ese contexto, la pieza de Frida Kahlo encabezó la selección surrealista Exquisite Corpus, un conjunto de más de 80 obras que traza una línea clara entre las figuras icónicas y las voces menos conocidas del movimiento.

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La fuerza global de Frida Kahlo

La venta de El sueño (La cama) confirma algo que el mundo del arte lleva décadas observando: la relevancia internacional de Frida Kahlo continúa creciendo.

Durante su vida, muchas veces fue vista como la figura que acompañaba a Diego Rivera, pero en el panorama actual su nombre se ha convertido en un símbolo de autonomía creativa, identidad y resiliencia.

Hoy es una de las artistas más reconocidas del siglo XX, y su presencia en museos, colecciones y estudios académicos sigue expandiéndose.

Este nuevo récord supera su propia marca anterior, establecida en 2021 cuando Diego y yo se vendió por 34.9 millones de dólares. Lo que ocurre ahora no solo es una cifra: es un recordatorio de la capacidad del arte mexicano para influir culturalmente en el mundo.

¿Qué representa El sueño (La cama)?

La pintura, que no había sido vista públicamente en casi tres décadas, captura uno de los temas más recurrentes en la obra de Frida Kahlo: la convivencia íntima entre la vida y la muerte.

En la escena, Frida Kahlo aparece recostada en una cama suspendida en un cielo azul. Su cuerpo está entrelazado con enredaderas verdes que aluden al crecimiento y la regeneración, mientras que sobre el dosel descansa un esqueleto adornado con dinamita y flores secas, una figura inspirada en los tradicionales esqueletos de papel maché que ella misma mantenía en su habitación.

La cama, espacio central en la vida de Frida Kahlo tras el accidente que marcó su juventud, funciona aquí como un territorio simbólico. Ahí vivió sus recuperaciones, sus dolores, sus relaciones, sus pérdidas y su impulso creativo.

La obra refleja ese universo cercano, cargado de símbolos que hablan de fragilidad, resistencia y conciencia del tiempo.

Aunque la artista siempre afirmó que no pintaba sueños, sino su propia realidad, el diálogo con el surrealismo fue inevitable. No por escapar del mundo, sino por observarlo desde una intensidad distinta. Justo por eso, dentro de Exquisite Corpus, su autorretrato convive orgánicamente con las visiones de Dalí, Magritte, Kay Sage, Remedios Varo o Dorothea Tanning.

Una subasta que marca época

La venta formó parte de una serie de veladas en el nuevo edificio Breuer de Sotheby’s en Nueva York. Ese mismo día, la colección de Cindy y Jay Pritzker marcó otro récord cuando un bodegón de Vincent van Gogh alcanzó los 63 millones de dólares, la cifra más alta para un trabajo de naturaleza muerta del artista.

Pero el protagonismo final lo tuvo Frida Kahlo, cuyo precio redefinió el mercado para las artistas mujeres a nivel internacional.

El resultado también subraya el momento que vive el surrealismo, un movimiento que sigue generando conversaciones, reinterpretaciones y nuevos alcances.

Para Sotheby’s, Exquisite Corpus es una oportunidad única de revisar esa herencia artística y su impacto en la cultura contemporánea.

La pieza viajará por varias ciudades —Londres, Abu Dabi, Hong Kong y París— antes de su instalación definitiva, y su presencia servirá como antesala de una gran exposición dedicada a la artista que abrirá en 2026 en el Museum of Fine Arts Houston y en Tate Modern, Londres.

En un momento en el que la representación femenina en las subastas globales continúa siendo tema de discusión, el récord de El sueño (La cama) es un mensaje claro: la obra de Frida Kahlo no solo pertenece al pasado, sino que sigue dialogando con el presente. Su voz, desde México para el mundo, sigue ocupando el lugar que merece.