
La pintoresca riviera italiana es descubierta a bordo de una bicicleta por Zendaya, la polifacética actriz estadounidense, mientras porta una mochila con estampados de las icónicas cerezas. De esta forma se consigue que el mundo del lujo se tiña de la alegría e irreverencia del arte pop.
Se trata, en realidad, del capítulo 3 de la larga y fructífera relación entre Louis Vuitton y Takashi Murakami, con lo cual la firma francesa expande su visión de la moda hacia territorios oníricos, al mostrar un universo surrealista en la colección Resort 2025, en donde los pequeños frutos rojos cobran vida, consiguiendo así fusionar la nostalgia y la modernidad.
Con ello se celebran dos décadas de una exitosa colaboración que reafirma la importancia del diálogo estrecho y profundo entre artistas y casas de lujo. La intención es fortalecer una relación simbiótica, la cual permita crear algunas de las expresiones más memorables.
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Este tipo de uniones no son nuevas. Ya en los años 30 del siglo XX, el genio surrealista de Salvador Dalí se unió a la italiana Elsa Schiaparelli para dar lugar a una serie de diseños que desafiaron las convenciones de la época, a través de creaciones emblemáticas como el famoso “Vestido de Langosta”, inspirado en las obras del reconocido pintor español.
En tanto, en 1965 Yves Saint Laurent decidió empujar los límites de la moda y las bellas artes, al eclipsar a propios y extraños con un vestido recto diseñado como una oda al pintor Piet Mondrian, el cual formó parte de la colección Otoño/Invierno de aquel año.
Sin embargo, en los últimos años el llamado Branding Art se ha extendido más allá de las casas de moda, para abarcar lo mismo, marcas de autos, espirituosos y vinos de alta gama o joyas en aras de desarrollar proyectos que utilizan el arte para transmitir poderosos mensajes.
Aunque también hay quienes lo ven con escepticismo, como el artista Christophe Chemin, quien colaboró con Prada en 2016. Ya entonces, aseguraba que esta tendencia se había vuelto muy común y solo debía llevarse a cabo cuando hubiera un auténtico interés de ambas partes, así como un intercambio real.
EXPRESIONES GENUINAS
Esta fascinante unión no solamente ha dado como resultado algunas de las colecciones más memorables, y costosas también, como la de Louis Vuitton con la japonesa Yayoi Kusama, la cual se convirtió en un auténtico suceso en 2023.

El secreto parece estar en conseguir romper las barreras creativas, por medio de prendas y objetos que asocian lo funcional con lo conceptual; puesto que diversos artistas aprovechan esta oportunidad no solamente para impulsar sus propias trayectorias, al exhibir su arte a mayor escala, también para difundir mensajes importantes inspirados en problemas sociales, acontecimientos históricos o contextos culturales, así pueden tener una resonancia profunda en los consumidores.
En tanto, los sellos de lujo buscan estrechar lazos con reconocidas personalidades y estrellas en ascenso del mundo del arte con la finalidad de aprovechar su estética única, mientras les muestran a sus propios consumidores algo que los entusiasme.


Tal como lo hicieron los fanáticos de los autos y la velocidad durante la edición 2025 de Art Basel Hong Kong, en donde se exhibió la más reciente propuesta de BMW Art Car.
Se trata del vehículo número 20, que celebra los 50 años de cuando la firma decidió desarrollar estas icónicas esculturas rodantes que unen arte, diseño e innovación.
Durante estas cinco décadas, reconocidas figuras como Andy Warhol, Roy Lichtenstein, Jenny Holzer o Nostalgic Mahlangu han plasmado su genio creativo sobre la carrocería de estos vehículos.
A ellos se unió, recientemente, la visión de Julie Mehretu, artista visual nacida en Etiopía que ha eclipsado la escena creativa con sus pinturas multicapas. Se trata del BMW M Hybrid V8 Art Car que rápidamente cautivó a la audiencia con su estética audaz y dinámica, al deconstruir y reconstruir su pintura a gran escala Everywhere (2021-2023).
El vistoso diseño incorpora capas fotográficas alteradas digitalmente, vibrantes colores neón, así como las marcas gestuales negras características de Mehretu.
“Este automóvil no es solo una obra de arte; lo llamo una pintura performativa que alcanza su máxima expresión en la pista de carreras”, comentó su creadora cuando se reveló en Art Basel.

Al no comercializarse como un modelo estándar, sino como una obra de arte única, los Art Cars del fabricante alemán alcanzan cifras de venta realmente elevadas. Algunas referencias, aseguran que el Andy Warhol BMW M1 que el artista estadounidense pintó en 28 minutos en 1979 tiene, actualmente, un valor cercano a los 60 millones de dólares, aunque nunca se vendió.
Este tipo de sinergias son mutuamente beneficiosas, tanto para las casas de lujo como los artistas plásticos, al infundir una creatividad única y relevancia cultural, al tiempo que les ofrecen la posibilidad de diferenciarse en el mercado.
HECHO EN MÉXICO
La tendencia tampoco ha escapado a la escena nacional, en donde figuras emergentes y nombres consagrados como el de Pedro Friedeberg han sumado su talento a emblemáticas creaciones, en las cuales ha quedado plasmado su genio surrealista. Como la edición limitada del tequila 1800 Milenio, cuya botella fue diseñada por el aclamado artista.


Tequila Reserva de la Familia hizo lo propio este 2025 al unir sus caminos con el talento de Ana Segovia, artista emergente, quien dio vida al empaque, con un diseño que retoma imágenes de la Época de Oro del cine mexicano y el Western.
Nombres como los de Rodrigo Roji o Ricardo Luevanos también se han unido a esta tendencia por medio de marcas como Ferragamo o Givenchy.
Incluso, la firma de destilados Clase Azul realiza, constantemente, colaboraciones con artistas nacionales, es el caso de Eduardo Sarabia, referente del arte contemporáneo en México.
La intención es clara: crear prendas y piezas que trasciendan lo efímero y se conviertan en auténticos íconos culturales, ampliando con ello los límites del arte y el diseño.