Silencios del Desierto
CORTESÍA DE QATAR MUSEUMS

Hace casi una hora los últimos resquicios de Doha quedaron atrás. Sobre la carretera un inmenso paisaje desértico domina el horizonte inerte, como preámbulo de un encuentro que pareciera haberse postergado de forma premeditada para darle permiso de avanzar a las primeras horas del día.

De pronto, el fuerte Al Zubarah, una antigua ciudad costera amurallada, abandonada en 1900, rompe con la monotonía de la escena y consigue generar la primera reacción de sorpresa; mientras, a lo lejos, se alcanzan a percibir grandes estructuras que transgreden el paraje natural.

En medio de vastos planos arenosos, apenas inquietados por algunas plantas del desierto y formaciones rocosas, Shadows Travelling on the Sea of the Day, emerge como una enorme instalación del artista danés, Olafur Eliasson.

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La misma está conformada por una veintena de refugios circulares cubiertos por espejos en la parte superior de sus techos. Así se confirma una ilusión visual que conecta el paisaje real con el espacio reflejado y una finalidad directa: detenerse por un momento para explorar profundamente el papel que nuestra percepción del mundo desempeña cuando coproducimos la realidad.

Una impresionante y aleccionadora colección permanente revela la identidad de este país árabe en el National Museum of Qatar.

De esta forma, Catar se revela frente a la mirada perpleja de los turistas primerizos, quienes descubren un destino que, a través de la cultura árabe y su reflexiva propuesta artística, ahonda en el sentido de pertenencia, de ser y parecer; del hogar y la esperanza.

Destellos del Mar

En el centro de este vibrante despliegue cultural, Doha destaca como una urbe en donde todo conserva aún el aroma a nuevo, desde sus enormes edificios hasta su moderna infraestructura urbana, lo cual hace casi impo- sible esconder la etapa de prosperidad económica que transita un país cuyo enigmático skyline es reflejado en el Golfo Pérsico.

Justo a la orilla de sus tranquilas aguas, el National Museum of Qatar (NmoQ), con su impresionante arquitectura inspirada en la rosa del desierto, aguarda imperturbable para desvelar una colección permanente, cuyas enormes pantallas digitales, de piso a techo, contrastan con la historia antigua que cuentan.

“Esto es lo que somos”, comenta la guía ataviada con una abaya, como una expresión de una cultura que puede resultar extraña, o cuando menos distante para el mundo occidental, mientras realiza un recorrido desde la época cuando la producción de perlas era fundamental para el país (tanto así que muchas mujeres cataríes llevan nombres de estas gemas preciosas), hasta el descubrimiento de los pozos de gas y petróleo que impulsaron su actual prosperidad.

Mientras se desplaza por la impresionante colección repleta de artefactos que atraen las miradas curiosas, la guía se detiene frente a una frase escrita en árabe, aunque no se anima del todo a traducirla, pues dice, al hacerlo se pierde algo de su valor, “porque las palabras en árabe tienen significados muy complejos”.

Su traducción está relacionada con el hecho de que aguardaron con paciencia y esperaron buenos tiempos para el país, luego tuvieron éxito, se volvieron mejores… y crecieron.

El icónico edificio, diseñado por el reconocido arquitecto Jean Nouvel, busca así darle voz a la cultura y herencia de Catar, a través de artefactos, historias orales, música, películas y arte.

Así también lo hace el Museum of Islamic Art (MIA) que incluye obras maestras del arte islámico como trabajos en metal, cerámica, joyería, textiles y monedas, a través de ellos se abarcan más de 1 400 años de historia: desde los primeros manuscritos del Corán, la vida religiosa en el mundo islámico, el establecimiento del Califato o el papel del Mediterráneo en el comercio y la peregrinación.

Aunque si de experimentar la cultura local se trata, nada como Souq Waqif, el mercado tradicional de Doha. Al caer la tarde, cuando el clima caluroso da un poco de tregua, y la noche reclama su lugar, turistas extranjeros y habitantes coexisten entre sus calles, dispuestos a entre- lazar sus historias personales, con todas sus diferencias, pero también con todas sus similitudes.

Olafur Eliasson consigue impulsar una profunda conversación sobre la acción climática a través de Shadows Travelling on the Sea of the Day. CORTESÍA DE QATAR MUSEUMS OLAFUR ELIASSON

Coinciden en encantadores cafés, restaurantes y exóticas tiendas, dando vida a esta vibrante zona de la ciudad.

Creado a finales del siglo XIX como punto de reunión entre beduinos y comerciantes, Souq Waqif se ha convertido en un lugar entrañable en donde es posible palpar el rostro más tradicional de Catar.

Voces del Oriente Próximo

Más allá de sus siglos de historia, la resplandeciente ciudad se revela ante los visitantes como un ente vivo, comprometido con su presente y su futuro. Es por ello que Qatar Museums (una de las organizaciones que ejecuta el programa para el desarrollo integral del país) ha desplegado una ambiciosa propuesta cultural cargada de imágenes tan inquietantes como reflexivas.

Desde la muestra titulada LATINOAMERICANO, que permanecerá en el NMoQ hasta el 19 de julio de 2025 —la más extensa que se haya realizado en el Oriente Próximo sobre esa región, con más de 170 obras de reconocidos artistas modernos y contemporáneos como Diego Rivera, Fernando Botero, Frida Kahlo y Leonora Carrington—, fruto de una colaboración entre el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) y la colección de Eduardo F. Costantini; hasta la tercera edición del Tasweer Photo Festival Qatar, que presenta imágenes de fotógrafos del mundo islámico para revelar, a través de ellas, sus inquietudes personales.

La obra de Diego Rivera llega a Oriente Próximo.

Surviving the Inferno: Gaza’s Battle for Existence, por ejemplo, presenta el trabajo visual de fotógrafos de Gaza que han vivido la devastación provocada por la brutal guerra.

En tanto, Refraction explora la idea de pertenencia y cómo los conceptos de hogar y lugar resuenan de manera distinta a lo largo de esta región. Entre los muros de Threads of Light una imagen llama la atención: tres niños y una niña sonriendo mientras juegan sobre un vertedero sanitario en Iraq.

La fotografía de Mustafa Turky titulada Joy, permite descubrir una profunda belleza en lugares inesperados, al tiempo que se convierte en un poderoso testimonio de resiliencia humana frente a circunstancias y acontecimientos adversos.

Las ocho exhibiciones que conforman esta bienal se convierten en un laberinto de emociones que no da lugar al descanso. Cada sala, cada obra, conduce hacia una honda reflexión, impulsada por las inquietudes de los artistas de la región, quienes, a través de sus miradas, invitan a la audiencia a cuestionar su lugar en el mundo y su papel en la sociedad.

En un mundo donde coexisten el deseo y la desesperación, distintas propuestas visuales reflexionan sobre el constante cambio en Oriente Próximo. FOTOS: DOHA FILM INSTITUTE LIBRAR

“Al navegar por lo visible y lo invisible, lo público y lo privado, estas imágenes revelan las dinámicas ocultas de la identidad y la pertenencia, proponiendo contranarrativas que reclaman su complejidad”, se lee en alguno de los textos curatoriales.

Hace casi una hora que los últimos resquicios de Doha quedaron atrás. Ahora, la Reserva Natural de Brouq se alza frente al horizonte desértico. Justo allí, cuatro placas de acero (que se elevan entre 14,5 y 16,7 metros sobre el suelo y están dispuestas a intervalos regulares en línea recta) capturan la mirada.

Se trata de la obra East-West/West-East del artista estadounidense Richard Serra. La misma se extiende a lo largo de un kilómetro y, al final, el terreno natural se eleva en forma de meseta. Desde ahí es posible observar los destellos del Mar Arábigo; así consigue conectar ambos polos del desierto y, muy probablemente, alentar una reflexión sobre la relación entre Oriente y Occidente.

Frente a estas imponentes estructuras metálicas, con la imagen del atardecer de fondo y el viento corriendo hacia el horizonte, como señal de un momento que está por terminar para dar paso a un nuevo comienzo, Catar plantea preguntas que no responde, quizá para no presionar el botón emocional, porque: “… Estamos cansados del llanto de nuestras madres…” dice el poema ‘Escape’ de la escritora libanesa Zeina Hashem Beck.