
Hay yates que navegan. Y luego está Ghost, que literalmente se eleva sobre el mar. Aunque su debut sucedió en el Salón Náutico de Abu Dhabi, el protagonismo no lo tiene el evento, sino esta pieza de ingeniería que redefine cómo puede sentirse moverse en el agua.
Diseñado por Bozca Design y desarrollado junto a ENATA, Ghost es un punto y aparte en la evolución del yachting: un yate de 28 metros con foils, construido casi por completo en fibra de carbono y titanio, capaz de “volar” a unos dos metros sobre la superficie.
Un vuelo silencioso sobre el agua
La clave está en su tecnología de hidroalas —o foils—, una versión evolucionada del sistema patentado por ENATA. Cuando Ghost alcanza entre 30 y 35 nudos, extiende sus alas sumergidas y se eleva. Y al hacerlo, la fricción con el agua prácticamente desaparece. El resultado es un desplazamiento suave, estable y sorprendentemente silencioso, incluso por encima de los 40 nudos.
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No es una metáfora: a bordo, las conversaciones pueden mantenerse en voz baja mientras el yate atraviesa el mar sin vibraciones intensas ni golpes contra las olas. Esa tranquilidad, inédita en embarcaciones de este tamaño, es parte de su razón de ser.
Diseño funcional
Ghost no busca llamar la atención con curvas o gestos grandilocuentes. Su estética escultural y angulosa responde a algo más simple: intención y funcionalidad. Cada línea, cada superficie, cada hueco tiene un porqué. No hay elementos decorativos añadidos “por si acaso”. Solo formas precisas pensadas para mejorar la aerodinámica, la hidrodinámica y la eficiencia global.
Incluso detenido, el yate parece estar en movimiento. La firma Bozca —reconocida por su visión futurista y minimalista— imprime aquí un lenguaje que combina arte, ingeniería y una lectura muy contemporánea del lujo.
Un interior transparente, luminoso y flexible
A pesar de su enfoque técnico, Ghost no sacrifica la vida a bordo. De hecho, la eleva. En su interior de 185 metros cuadrados, la sensación dominante es la apertura: ventanales de piso a techo, vistas de 360 grados y un equilibrio entre minimalismo y calidez.

El diseño permite configuraciones de tres o cinco camarotes, además de un salón diáfano donde la luz natural es protagonista. Materiales suaves, superficies curvas y detalles discretos crean una atmósfera pensada para fluir: del rendimiento extremo al descanso absoluto sin transiciones bruscas.
Tecnología integrada hasta en los detalles
La funcionalidad también se percibe en gestos que pasan desapercibidos a simple vista. Una grúa auxiliar completamente oculta despliega una moto acuática o una embarcación menor sin alterar la pureza de la silueta.

El techo de la superestructura, casi en su totalidad cubierto por paneles solares, alimenta sistemas internos, reduce ruido y extiende la autonomía sin depender exclusivamente del combustible. Es un enfoque energético limpio, silencioso y coherente con la vocación tecnológica del proyecto.
Ghost nace como una plataforma semipersonalizada. Su estructura permite evolucionar hacia versiones específicas sin abandonar su identidad: misma silueta, mismo lenguaje, nuevas posibilidades. La idea es simple pero poderosa: crear un yate que pueda transformarse sin perder su esencia.
Ghost representa una nueva categoría en los yates de alto rendimiento: embarcaciones que no solo navegan, sino que levitan sobre las olas. Su construcción está programada para comenzar próximamente, con la primera botadura prevista para 2029.
Un capítulo nuevo empieza aquí—uno donde el lujo se mide no solo en acabados o tamaño, sino en cómo se experimenta el mar.
Si Ghost promete algo, es precisamente eso: no observar el futuro, sino navegar sobre él.