
En un escenario global donde la estandarización amenaza con diluir la autenticidad y la conexión con lo más esencial de cada cultura, NUBA —la agencia especializada en viajes de lujo— ha construido un método propio que combina la precisión operativa de una gran organización con la sensibilidad de un taller artesano hecho a la medida.
¿Cómo se construye una experiencia verdaderamente memorable cuando se viaja hacia el destino soñado? Esa es la pregunta que NUBA ha entendido al pie de la letra y que perfecciona con el tiempo. Para la firma, la excelencia no se mide en cifras, sino en la profundidad de cada vivencia. Su enfoque —basado en conocimiento real y de primera mano, atención al detalle y una lectura aguda del viajero contemporáneo— ha llamado la atención de la industria, consolidándola como un referente en viajes que no buscan ostentar, sino trascender.
Con este eje como punto de partida, conversamos con cuatro de las voces clave de la firma en México y Latinoamérica —Sofía Suárez, Product Director Americas; Diego Muñoz, Head of Marketing Americas; Mauricio Fernández, Commercial Director Americas; y Cristina Amarante, Incentives & Insider Director México— para entender cómo se diseña lo irrepetible desde dentro: cómo un destino se transforma en una emoción, un itinerario en un relato personal y cuál es la visión que sostendrá la siguiente era del viaje verdaderamente personalizado.
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La visión detrás del modelo NUBA
A partir de aquí, la conversación con los directivos se adentra en el núcleo filosófico del modelo NUBA: entender qué es lo que vuelve verdaderamente irrepetible a un viaje cuando la industria se mueve hacia lo homgéneo; cómo ha cambiado la noción del lujo para un viajero que ya no tolera lo genérico; y qué parte de la metodología de la firma —esa mezcla de intuición, artesanía y precisión estratégica— resulta imposible de replicar incluso para sus competidores más cercanos. Estas reflexiones abren el diálogo hacia lo esencial: la sensibilidad humana que sostiene cada decisión y que convierte la experiencia en algo que solo puede existir una vez, para una sola persona.
Leer el mundo para anticipar al viajero
“El lujo ya no está en el hotel o en el destino, está en cómo lo vives y en la huella que deja en tu vida.”
—Sofía Suárez, Product Director Americas

Hablar con Sofía Suárez es entender que el área de Producto no solo organiza destinos: interpreta señales para anticiparse, incluso, a la tendencia. Ella observa cómo se mueve el mundo —las aperturas, los nuevos códigos culturales, los cambios en la sensibilidad del viajero de alta gama— y traduce todo eso en experiencias reales. Desde su visión, el futuro del lujo no está en descubrir más, sino en descubrir mejor; en diseñar vivencias que respondan a deseos cada vez más abstractos, más emocionales, más interesantes y menos constantes, incluso que no estén en tendencia, sino de adelantarse a esta. ¿Qué quiere vivir alguien que ya vivió casi todo? ¿Qué significa “único” para quien navega sin esfuerzo por el mundo? Es en ese espacio, complejo y fascinante, donde Sofía hace su trabajo: transformar intuiciones en itinerarios viables, profundos y extraordinarios.
Construir una marca que hable de humanidad en un mundo saturado
Cuando la comunicación nace de experiencias reales, la conexión con el viajero sucede de forma natural y sin artificios.”
—Diego Muñoz, Head of Marketing Americas

En el universo del ultralujo, donde tantas marcas compiten por el mismo lenguaje aspiracional, Diego Muñoz lleva el desafío a otra dimensión: ¿cómo comunicar sin exagerar?, ¿cómo transmitir exclusividad sin caer en lugares comunes?, ¿cómo mantener una identidad cálida cuando se habla a un viajero acostumbrado a lo excepcional?
Para Diego, el marketing en NUBA no vende destinos; revela la sensibilidad detrás de cada experiencia. Su trabajo se mueve entre la estrategia, la narrativa y las alianzas globales que permiten que la marca dialogue con hoteles, destinos y socios que comparten una misma idea: que el lujo moderno pertenece a quienes saben escuchar.
En ese equilibrio —entre lo emocional y lo estratégico, entre lo artesanal y lo global— se define el tono con el que NUBA se presenta al mundo.
El Travel Advisor como arquitecto de experiencias
“La autenticidad viene de lo que vives: de pedirle al guía que te lleve a donde él come, no a donde va todo el mundo.”
—Mauricio fernández, commercial director

Si NUBA tiene un sello distintivo, ese vive en su equipo de travel advisors. Para Mauricio Fernández, no se trata de vender viajes, sino de algo mucho más profundo: interpretar deseos que muchas veces ni el propio cliente ha formulado, traducirlos en rutas posibles y, sobre todo, darles un sentido emocional.
Bajo su mirada, la autenticidad nace de lo vivido. Un buen travel advisor no recomienda desde un catálogo, sino desde lo que experimentó en campo, desde la mesa local donde probó una receta irrepetible o desde ese sendero que solo un guía del destino conoce. Es ahí —en la intuición cultivada a fuerza de viajar, escuchar y observar— donde se construye la diferencia.
Ese nivel de lectura permite transformar por completo las expectativas iniciales de un cliente. Mauricio recuerda cómo, tras entender verdaderamente lo que una familia buscaba, el equipo reimaginó un itinerario que iba a ser de siete noches en Marruecos y lo convirtió en un viaje de dos destinos que conectaba Emiratos Árabes con África Oriental. No fue un cambio de ruta: fue un cambio de propósito. Un viaje que la familia no sabía que necesitaba, pero que hoy forma parte de sus momentos más significativos.
La ingeniería invisible del diseño de destinos corporativos
“Para mí, el lujo es que no haya un solo error: todo empieza en la organización previa. Cada día debe tener al menos un detalle que marque la diferencia; esa es nuestra columna vertebral.”
—Cristina Amarante, Incentives & Insider Director

En el universo de los viajes corporativos, donde intervienen decenas de asistentes, múltiples agendas y una precisión que no admite margen de error, Cristina Amarante encarna la otra cara del diseño de los viaes de lujo: la que no se ve, pero sostiene todo.
Para ella, la verdadera sofisticación está en la organización previa —en documentos impecables, en horarios verificados hasta el último minuto y en una estructura que garantiza que nada falle. Ese rigor operativo, lejos de ser un trámite, es lo que permite que cada viajero se sienta atendido de forma personal, aunque forme parte de un grupo de 40 o 60 personas.
Pero la excelencia no vive solo en la logística, sino en los detalles que marcan la memoria colectiva. Cristina y su equipo trabajan con una precisión que piensa cada jornada “segundo a segundo”, identificando instantes donde un gesto puede transformar la experiencia: “una ceremonia local que recibe al grupo en su primer encuentro, una hoja estilo periódico que aparece por la mañana bajo la puerta para revivir el día anterior, un mensaje personalizado que conecta a los viajeros con el lugar que están descubriendo”, explica.
Son pequeños rituales que no buscan grandilocuencia, sino significado; la clase de detalles que no se notan cuando están, pero cuya ausencia sería imposible de ignorar.
Hacia un nuevo canon del viaje personalizado
Si algo comparten las cuatro voces que dan forma al modelo NUBA es la convicción de que el viaje de alta gama atraviesa un momento de redefinición. La industria ya no se sostiene en la acumulación de lujos visibles, sino en la capacidad de convocar significado. En este nuevo paradigma —más consciente, más humano, más exigente— la personalización deja de ser un diferencial y se convierte en un deber ético.
Para Mauricio Fernández, el futuro comienza por fortalecer al equipo que sostiene esa promesa: “Queremos que NUBA siga creciendo en excelencia, no en volumen. Que cada travel advisor tenga más herramientas, más preparación, más vida personal, porque detrás del glamour hay mucho trabajo a las tres de la mañana.” En un sector que a menudo privilegia la expansión, NUBA apuesta por un crecimiento de profundidad, no de escala.
Sofía Suárez agrega un matiz fundamental: la consolidación de relaciones de largo plazo —tanto con proveedores como con viajeros— es la base para seguir construyendo experiencias cada vez más inmersivas y mejor calibradas. “Nuestros advisors son de los más profesionales del mercado. Queremos que ese estándar se vuelva innegociable.”
Diego Muñoz traslada esa visión al plano editorial y conceptual: un turismo que no solo impresione, sino que eleve la manera en que las personas se relacionan con el mundo. “Queremos un turismo profundo, consciente, que conecte con el arte, la gastronomía y el bienestar desde un lugar auténtico.” El proyecto Shapes by NUBA que actualmente se aplica en España, apunta exactamente hacia ese horizonte: crear experiencias que solo pueden existir en la intersección entre cultura, sensibilidad y curaduría, y es a lo que se pretende llegar desde este lado de Latinoamérica.
Y desde la perspectiva corporativa, Cristina Amarante sintetiza un deseo que corre en paralelo: que las marcas que confían en la firma se conviertan en embajadoras de este tipo de viaje —uno que permita desconectar para reconectar— hasta volverlo una expectativa natural del usuario final. “Muchos clientes nos dicen: ‘¿cómo van a superar esto el próximo año?’ Y lo superamos. Y volvemos a sorprender.”
Así, NUBA se proyecta hacia adelante no como una agencia de viajes, sino como una casa creativa especializada en diseñar memorias. Un lugar donde cada itinerario es una obra en proceso, cada destino una posibilidad narrativa y cada cliente un lienzo único.
En un mundo donde todo parece replicable, su apuesta es clara: honrar lo irrepetible.