
Monterrey está viviendo un nuevo momento. La ciudad que por décadas fue sinónimo de industria, negocios y arquitectura corporativa ahora encuentra un lenguaje distinto —más cálido, más cercano y sorprendentemente sofisticado— gracias a la apertura del nuevo Presidente InterContinental Monterrey, un hotel que busca redefinir la hospitalidad en la capital de Nuevo León con diseño contemporáneo, servicios de lujo y una propuesta culinaria que mira tanto al mundo como a su propio origen.
Ubicado en San Pedro Garza García, el nuevo Presidente InterContinental Monterrey directamente con las plazas comerciales Áuriga y Main Entrance / Fashion Drive, el hotel se presenta como una nueva pieza clave en el estilo de vida de lujo regiomontano: un espacio donde el viajero de negocios, el explorador gastronómico y el amante del diseño encuentran exactamente lo que buscan sin salir del edificio. Y fue ahí, entre sus recién inaugurados salones y restaurantes, donde se vivió una serie de cenas que marcan el inicio de una prometedora etapa culinaria para la ciudad.
Chapulín: Ubicado dentro del Presidente InteContinental Monterrey cuenta con la supervisión de dos chefs, grandes exponentes de la gastronomía mexicana: chef José Luis Ronquillo y la chef Griselda Rodríguez, mismos que retomarán el legado de su homónimo en Ciudad de México.
Aunque el restaurante conserva el mismo diseño y arquitectura que su homónimo en Ciudad de México, una de las distinciones de este, es la incorporación de una barra de mariscos, así como de un menú, el cual contará con productos locales e ingredientes representativos de distintas regiones del país, aguardará a los comensales locales o quienes estén de visita en la ciudad.
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Lilōu: aquí una atmosfera sofisticada busca evocar la tradición de la cocina en ciudades como Nueva York, Londres o París, a través de un menú de alta cocina internacional. De esa forma espera posicionarse como el nuevo punto de encuentro para los amantes sibaritas en la Sultana del Norte.
Epicentro: las noches en esta capital serán más vibrantes en este bar en donde será posible disfrutar de creaciones de coctelería originales, especializado en gin-tonics, mismos que podrán degustarse en un ambiente íntimo.
De esta forma, el hotel espera posicionarse rápidamente como un nuevo ícono de hospitalidad en urbe norteña.
Una cocina que conecta territorios: Chapulín x Koli

La primera noche estuvo dedicada a una colaboración que sólo podía suceder en Monterrey: la unión entre José Luis Ronquillo, chef del icónico Chapulín en Ciudad de México y Rodrigo Rivera Río, chef de KOLI, uno de los proyectos culinarios más influyentes del norte del país.
El encuentro fue una celebración del territorio mexicano en dos miradas distintas, pero complementarias: José Luis Ronquillo y la chef Griselda Rodríguez llevaron la técnica pulida y la lectura contemporánea de Chapulín, famoso por su respeto al producto nacional y su reinterpretación de sabores tradicionales. Rodriguez inició con una tetela de requesón de rancho con escamoles y salsa encurtida y José Luis Ronquillo presentó una totoaba madurada en seco con mole verde tatemado, jilotes, mizunas e ikura verde.
Rodrigo Rivera Río, cabeza de la cocina asada y salada de Koli, aportó la sensibilidad norestense, aquella mezcla que caracteriza a esta gastronomía en donde la mezcla entre rigor, introspección y orgullo de terruño, han convertido a KOLI en un referente internacional y le han otorgado un reconocimiento Michelin.
Los platillos que presentó Rodrigo Rivera-Río de Koli fueron: Mole neoleonés, que representa la tradición en la cocina del Norte de México, elaborado con lechón, hoja santa, jocoque, piquín, zanahoria baby y cebolla asada encurtida. Un platillo que destaca por su consistencia y su mezcla de texturas, además de la mezcla entre acidez y cremosidad.
Otro de los platillos que destacaron durante la velada —uno emblemático de Koli—, fue la carne asada-picaña SRF con puré de coliflor, betabel y juzu, betabel baby, salsa negra y espuma de sal. Un platillo que por su combinación entre texturas, se prestó para experimentar con cada ingrediente y preparación. Una mezcla de aromas y sabores verdaderamente memorable que dejó ver el porqué Koli, es una de las mejores cocinas de México.
El postre estuvo a cargo de Rivera-Río, quien preparó una braza-chocolate Cuna de Piedra con tuna tapona y ceniza de tortilla de harina, una delicia que al partir, dejó ver un centro cremoso en el que destacó el sabor dulzón y ácido de la tuna y la mezcla de redondez y dulzor del chocolate.

El resultado fue un menú que viajó del centro al norte del país sin perder coherencia: mariscos de temporada, maíces interpretados con precisión, fondos profundos y moles regionales que demostraron un perfecto manejo de ingredientes locales y que hablaron del México diverso, sofisticado y emocional que ambos chefs representan.
Más que un simple pop-up, la cena funcionó como una declaración de intenciones del hotel en donde la cocina mexicana se estudia, dialoga y evoluciona.
De Monterrey a Matapozuelos: la cena inaugural de Lilōu celebra el vínculo culinario entre México y España

La segunda velada llevó la experiencia a un terreno aún más amplio. Lilōu, el restaurante de alta cocina internacional a cargo de la chef Marta Brockmann, recibió al chef español Miguel Ángel de la Cruz, del restaurante La Botica en Matapozuelos (Valladolid), poseedor de una Estrella Michelin y una Estrella Verde.
La propuesta de De la Cruz —una cocina de paisaje, memoria y sostenibilidad— encontró un escenario perfecto en Monterrey. Brockmann, cuyo estilo combina técnica europea, sensibilidad local y una estética moderna muy neoleonesa, construyó junto al chef invitado una cena que unió Castilla y Nuevo León en el mismo plato.
El menú fue un recorrido sensorial que inició con bocados delicados como: Queso manchego con albahacas y gel de tomates y Buñuelo de liliáceas asadas, y avanzó hacia interpretaciones más profundas como: Coliflor ahumada con ajo fermentado y Rabo de toro con velo de leche y hierbas, custodiado por una crema de almendras.
La experiencia fue elevada por un maridaje excepcional de Dehesa de los Canónigos, una bodega histórica de la Ribera del Duero, cuyos vinos Solideo y Crianza 2020 lograron un diálogo natural con la propuesta del chef, especialmente con los fondos cárnicos y los matices ahumados del menú.

La cena no solo presentó la visión culinaria de Brockmann y De la Cruz: inauguró una serie de colaboraciones internacionales con las que Presidente InterContinental Monterrey busca posicionarse como un nuevo epicentro gastronómico del norte de México.
Epicentro: Una oda a la coctelería clásica
Especializado en cocteles enfocados en Gin & Tonic, epicentro cumple con todo lo que un buen speakeasy requiere: luces tenues, diseño de interiores sofisticados e increíbles y una propuesta mixológica que resalta el uso de destilados como ginebras de diferentes partes del mundo y cocteles clásicos como el French 75.
El lugar dentro del hotel Presidente InterContinental Monterrey, está rodeado por esculturas y diseños creados por Pepe Soho, además de presentar obras escultóricas cada tanto para poner foco en los artistas mexicanos del momento o aquellos reconocidos a nivel internacional, cuyas obras permanecesn atemporales, como la actual exposición enfocada en el arte de la fallecida Leonora Carrington.
Presidente InterContinental Monterrey: Lujo y Hospitalidad en la capital neoleonesa
Más allá de las cenas, la apertura del Presidente InterContinental Monterrey marca un antes y un después para la escena hotelera regiomontana.
Con 293 habitaciones, dos restaurantes, un bar, spa, gimnasio, un Centro de Negocios Workspitality, salones para eventos y un diseño contemporáneo que apuesta por la amplitud y la comodidad, el hotel se propone convertirse en un nuevo referente para viajeros que buscan lujo sin complicaciones.
Por otro lado, su visión gastronómica —representada por Lilōu, Epicentro y Chapulín— es el eje que promete definir su identidad en la ciudad.
Monterrey se encuentra en plena transformación. Y con estas primeras colaboraciones, el nuevo Presidente InterContinental Monterrey toma el liderazgo de una escena culinaria que mira al mundo sin perder de vista su propio paisaje.