
Hay relojes que dan la hora…, y luego está el nuevo Blancpain Grande Double Sonnerie, que la interpreta como si fuera una pieza musical. Y no es una metáfora: este reloj puede tocar dos melodías distintas cada vez que marca el tiempo, algo que jamás se había logrado en un reloj de pulsera.
¿Por qué importa? Porque en el universo de la alta relojería, dominar el arte de la sonería —hacer que un reloj toque las horas mediante sonidos perfectamente afinados— es una de las proezas más complejas que existen.
Y Blancpain no solo lo ha conseguido: lo ha llevado más lejos que nadie al crear el primer grande sonnerie capaz de alternar entre el carillón Westminster y una melodía original compuesta para esta pieza.
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Es la combinación exacta de tradición, música, ingeniería extrema y un nivel de detalle que roza lo imposible. Por eso este lanzamiento no es solo importante para Blancpain: abre un capítulo completamente nuevo en la forma en la que un reloj puede hacer “sonar” el tiempo. Sí, cada hora no sólo se cuenta, se escucha. Y se disfruta.
Blancpain Grande Double Sonnerie
El nuevo Blancpain Grande Double Sonnerie es el reloj más complejo jamás creado por la manufactura y una auténtica primicia mundial: por primera vez, una sonería de pulsera es capaz de ejecutar, a demanda del usuario, un carillón Westminster de cuatro notas o una composición original escrita especialmente para esta pieza.
En un sector en el que la tradición pesa tanto como la innovación, Blancpain acaba de abrir una frontera completamente nueva.
Un hito para la manufactura y para la relojería
La idea nació del presidente y CEO de Blancpain, Marc A. Hayek, quien no buscaba simplemente sumar un grande sonnerie al catálogo de la marca. Su objetivo era más ambicioso: crear una complicación sonora que diera un paso real hacia adelante, que combinara mecánica extrema y musicalidad auténtica.


Para lograrlo, pidió algo que nadie había intentado: un grande sonnerie con cuatro notas (Mi, Sol, Fa y Si) dispuestas en forma de melodía y capaces de sonar de dos maneras distintas.
Una era evidente: el clásico carillón Westminster. La otra, inesperada: una pieza original compuesta por Eric Singer, baterista de KISS y amigo cercano de Hayek, quien escribió la melodía “Blancpain” con el apoyo del tecladista Derek Sherinian.
Un solo pulsador en la caja permite alternar entre ambas composiciones. Es la primera vez que un reloj ofrece esta dualidad sonora.
El desafío de convertir el tiempo en música
Interpretar una melodía requiere más que añadir martillos adicionales. Cada una de las cuatro notas debe estar perfectamente afinada, medida con láser y ajustada con tolerancias microscópicas. Además, el tempo —la regularidad del ritmo— debe ser exacto hasta una décima de segundo, ya que el oído humano detecta cualquier variación.
Para lograrlo, Blancpain desarrolló un regulador magnético silencioso, una innovación que garantiza estabilidad sin añadir ruido mecánico.

Y para amplificar el sonido, la marca incorporó una membrana acústica de oro integrada en el bisel, uno de los elementos más inéditos del reloj y pieza clave para su calidad sonora.
Los componentes del reloj
Todo, absolutamente todo en este reloj ha sido diseñado, producido, decorado y ensamblado dentro de los talleres de Blancpain en el Vallée de Joux. Y la lista de cifras es tan impresionante como el resultado final:
- 8 años duró el proyecto
- 1,200 planos técnicos desarrollados
- 21 patentes creadas (13 aplicadas al movimiento final)
- 1,053 componentes solo para el calibre
- 1,116 piezas en total
- 26 puentes y platina principal en oro de 18 quilates
Más que una complicación sonora
El Grande Double Sonnerie no se limita a la hazaña musical. Es, además, un tourbillon volante histórico, actualizado. Blancpain fue pionera del tourbillon volante en 1989. En esta pieza, lo eleva a 4 Hz e incluye una espiral de silicio para mejorar estabilidad, resistencia magnética y amplitud. Su jaula pulida a espejo es un espectáculo por sí misma.
Asimismo, se trata, también, de un calendario perpetuo retrógrado reinventado. Habitualmente se integra como módulo independiente, pero aquí fue fusionado en el movimiento, preservando la vista abierta del mecanismo.
Los correctores bajo las asas —un sello de Blancpain— fueron rediseñados y ahora se integran directamente en el calibre.






El movimiento, construido en oro, es terreno sagrado para los artesanos del taller de acabados de Le Brassus. El reloj cuenta con:
- 135 ángulos interiores completamente hechos a mano
- Anglage tradicional
- Pulido espejo
- Perlage
- Cepillado lineal
- Pulido con madera de genciana
Incluso las superficies ocultas, visibles solo para el relojero, reciben el mismo nivel de atención.
El ensamblaje del Grande Double Sonnerie de Blancpain requiere casi un año entero, realizado de principio a fin por un solo relojero: Romain o Yoann, ambos especialistas en sonerías y repetidores de minutos. Cada uno firma manualmente su creación, convirtiendo cada reloj en una pieza absolutamente única.
Un estuche que también “suena”
El estuche está elaborado en madera del bosque de Risoud, célebre por sus abetos de resonancia utilizados por luthiers. No es una caja, es una extensión acústica que amplifica el carillón del reloj.
A pesar de su complejidad, Blancpain insiste en que el reloj ha sido pensado para usarse, no para vivir bajo llave.

Sus dimensiones —47 mm de diámetro y 14.5 mm de grosor— permiten un porte sorprendentemente cómodo para una pieza de este nivel. Además, puede personalizarse según el gusto del cliente.
El Grande Double Sonnerie no solo suma una complicación inédita: redefine lo que un reloj sonoro puede ser.