Chopard rompe el silencio con su reloj de sonería más complicado hasta la fecha

Cuando Chopard habla de sonido, no se refiere solo a la melodía que sale de un reloj con sonería. Habla de historia, de ingeniería extrema y de un viaje de tres décadas dentro de la Alta Relojería. Todo eso se condensa hoy en el L.U.C Grand Strike, el reloj con sonería más complicado que la manufactura ha creado hasta el momento.

Un modelo que llega para celebrar los 30 años de Chopard Manufacture en Fleurier y que resume, en un diámetro de 43 mm y un calibre de 686 componentes, una obsesión: perfeccionar el arte de hacer que un reloj marque el tiempo… con sonido propio.

Un reloj que literalmente “suena” diferente

El L.U.C Grand Strike de Chopard retoma la tradición de la gran sonería —esa función capaz de tocar automáticamente las horas y los cuartos—, la pequeña sonería y la repetición de minutos, pero lo hace con un toque completamente moderno: timbres fabricados en cristal de zafiro en una sola pieza junto con el cristal de la propia esfera.

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Este sistema monobloque, una firma ya clásica de Chopard, no solo es una proeza técnica; es lo que le da al reloj esa claridad acústica que la marca llama “The Sound of Eternity”.

Un sonido que no se dispersa por la caja, sino que vibra directamente hacia el exterior, gracias al zafiro y a su geometría cuadrada, pensada para transmitir energía de forma más eficiente.

En un mundo donde los relojes con sonería suelen recurrir al acero, Chopard volvió a demostrar que puede desafiar las reglas de siempre.

Un movimiento con 686 componentes

Detrás del cristal abierto del L.U.C Grand Strike se ve todo: las levas, las palancas, los martillos y, por supuesto, el tourbillon de 60 segundos a las 6 h. Es un espectáculo permanente que recuerda que este calibre, el L.U.C 08.03-L, no solo tuvo 11,000 horas de desarrollo, sino también 2,500 horas adicionales de ajuste para afinar su rendimiento.

El movimiento está dividido en dos barriletes independientes: uno para el cronometraje (70 horas de reserva de marcha); otro para la sonería (hasta 12 horas en gran sonería)

Y como corresponde a un reloj de este nivel, ofrece doble certificación: COSC por su precisión y Punzón de Ginebra por sus acabados y normas de fabricación.

No es común que un reloj con gran sonería, tourbillon y un sistema tan complejo se mantenga en un diámetro de 43 mm y un grosor ligeramente superior a 14 mm. Para la vida real, eso significa que esta pieza es sorprendentemente usable en la muñeca.

Diez patentes, cinco de ellas creadas solo para este reloj

El L.U.C Grand Strike es prácticamente un laboratorio portátil. Entre sus innovaciones se encuentran patentes que van desde mecanismos de seguridad —para evitar daños al cambiar de modo o activar la sonería sin suficiente potencia— hasta un embrague más eficiente y martillos rediseñados para proteger los timbres.

Chopard se aseguró de cubrir todos los escenarios posibles: golpes accidentales, cambios de modo intempestivos, falta de par, bloqueos… La idea es que el reloj funcione siempre con precisión y seguridad, sin importar cuántas veces se active la sonería.

Diseño abierto, tradición por dentro

Aunque la mecánica es la protagonista, el diseño no se queda atrás. La caja está hecha en oro blanco ético de 18 quilates, con acabados satinados y pulidos que destacan sin exageraciones.

El movimiento está trabajado con platinas y puentes de alpaca —un material tradicional que envejece con un tono cálido— y presenta Côtes de Genève en la parte posterior.

El cristal abierto deja ver todo el mecanismo, mientras que las agujas y elementos en oro blanco aportan equilibrio visual. La caja, ligeramente redondeada hacia el fondo, está pensada para que se adapte bien a la muñeca, y el reloj incluye dos correas intercambiables: aligátor gris o becerro azul oscuro.

Un nuevo capítulo en la historia sonora de Chopard

La creación del L.U.C Grand Strike no surge de la nada. Es la continuación de un camino que comenzó con el L.U.C Strike One en 2006, siguió con el L.U.C Full Strike en 2016 —el reloj con el que Chopard ganó la Aguja de Oro en el GPHG— y que ahora alcanza un nuevo nivel.

Chopard ha querido dominar todas las técnicas necesarias para crear relojes con sonería desde cero. Una meta ambiciosa que se volvió parte del ADN de la Casa: tradición, innovación y sonido, todo en un mismo compás.

El L.U.C Grand Strike no solo celebra los 30 años de Chopard Manufacture: marca el inicio de una nueva década de innovación para la firma en el terreno de las sonerías. Un reloj creado para ser contemplado, escuchado y entendido como lo que es: una pieza que une tradición, ingeniería y precisión sonora en un formato listo para usarse todos los días.