
El primer reloj especial llegó a la vida de Luis Gerardo Méndez como un gesto cargado de significado. Fue un regalo de un amigo cercano, poco después del éxito de Nosotros los Nobles. Más que un accesorio, fue —según sus palabras— “un amuleto, un objeto que marcaba un antes y un después en mi carrera”. Aquella pieza no solo inauguró una nueva etapa profesional; también encendió su fascinación por la alta relojería, una pasión que con el tiempo lo llevaría a convertirse en embajador de Breitling en México.
Una fascinación que crece con el tiempo
Su interés por los relojes surgió de manera natural, sin proponérselo. “En algún punto comprendí que no se trata solo de accesorios, sino de piezas que encapsulan historia, ingeniería y significado”, explica. Hoy, busca relojes que combinen diseño, funcionalidad e historia. No se trata únicamente de lo que se ve en la muñeca, sino de lo que representa: tiempo bien invertido, decisiones con intención, memoria personal.
En ese sentido, su afinidad con Breitling no es casual. La casa suiza representa justo ese equilibrio que él valora: precisión mecánica, legado histórico y una estética contemporánea que evita excesos. “Lo que me atrapó fue su autenticidad. Me gusta saber que lo que tengo es de gran calidad y que no necesita gritar por atención”, afirma.
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El vínculo con Breitling
Desde su papel como embajador, Méndez ha profundizado en la filosofía de Breitling, particularmente en su relación con la aviación y el espíritu colaborativo del concepto “escuadrón”. Le interesa esa visión que mezcla aventura, diseño funcional y una elegancia sin pretensiones.
Entre sus piezas favoritas está el Superocean Heritage negro, un reloj que usa con frecuencia por su versatilidad: “Puedo meterme al mar, nadar, surfear y al mismo tiempo ir a una junta o simplemente andar por la vida con él”. También valora otras
piezas que rompen con lo convencional, como el Chronomat Automatic 36, un modelo originalmente diseñado para mujer, que usó en el estreno de Mentiras, la serie. “Hace tiempo dejamos atrás las etiquetas. Este reloj dorado con diamantes tiene un brillo muy especial. Es perfecto para una alfombra roja o cualquier ocasión que merezca algo distinto”.
Incluso ha imaginado cómo sería un reloj inspirado en su propia trayectoria. No tendría imágenes ni referencias obvias. “Me gustaría que tuviera una inscripción secreta en la parte de atrás. Un mensaje de mí para mí, algo que solo yo sepa que ¿está ahí”, comenta.
¿Qué reloj le daría a sus principales personajes?
Regalar un reloj no es cualquier cosa, es algo que se reserva para los seres más queridos. En ese sentido, le preguntamos a Luis Gerardo Méndez qué reloj le regalaría a cada una de las siguientes personas, por las que seguro siente un gran cariño:
- Chava Iglesias: Le regalaría algo que combine potencia, carisma y ese aire de jugador nato que nunca pasa desapercibido. El Erling Haaland Signature Chronomat me parece perfecto: con su esfera de meteorito única, su diseño deportivo y su energía imparable, refleja justo esa personalidad de alguien que vive al límite y siempre quiere ganar, aunque no sepa cómo. Además, su vínculo con el fútbol y la idea de ser “uno en un millón” le van perfecto a Chava.
- Héctor Belascoarán Shayne: Para Belascoarán, elegiría un Premier B09 Chronograph 40, con esfera en tono salmón o verde oliva y una correa de piel marrón envejecida. Es un reloj con alma de archivo, pero que conserva un aire de modernidad sutil. Me gusta que su diseño está inspirado en los modelos clásicos de los años 40, una década cargada de historia, misterio y cierto romanticismo por lo analógico, que encaja perfectamente con su mundo.
- Emmanuel Mijares: A Mijares le regalaría un reloj que combine elegancia atemporal y presencia escénica, como un Chronomat B01 en oro rojo. Tiene ese espíritu versátil que se adapta tanto a un escenario como a una cena íntima. Sería un guiño a su legado musical, pero también a su impecable forma de llevar el tiempo.
Mentiras, la serie: una historia que cruza fronteras
Luis Gerardo Méndez vive un punto de inflexión. Mentiras, la serie, proyecto que protagoniza y produce, se ha convertido en un fenómeno global.
Adaptar un musical tan querido a un nuevo formato no fue sencillo, pero el resultado superó expectativas. “Queríamos que la serie tuviera su propia identidad, sin dejar de complacer a los fans. Incluir guiños, pero también actualizar la historia para una audiencia global”.
El impacto ha sido significativo en México, España, Estados Unidos y otros países de Latinoamérica. “Ha sido una experiencia profundamente gratificante”, dice.
Como productor, uno de sus mayores aprendizajes ha sido entender cuándo es momento de crear las historias que aún no existen. “A veces me doy cuenta de que hay películas o series que me encantaría ver… y simplemente no existen. Tal vez me toca hacerlas”.

¿Qué tan retador fue pasar una obra de teatro tan querida e icónica con tantos años en cartelera a un formato televisivo?
“Lo más complejo fue encontrar la forma de que Mentiras, la serie no fuera una copia exacta de la obra de teatro. Queríamos que tuviera su propia identidad, sin dejar de complacer a los fans”.
“Por eso incluimos easter eggs y guiños especiales para ellos, pero siempre buscando que la serie tuviera un espíritu propio”.
“No se trataba solo de trasladar la historia al lenguaje audiovisual, sino también de actualizarla, de traerla al contexto actual. La obra original se estrenó hace 16 años, y esta versión se lanza en 2025, pensada también para una audiencia global, no únicamente para quienes viven en la Ciudad de México o en el país. Todo ese trabajo de adaptación y ajuste fue, sin duda, el mayor reto del desarrollo”.
El tiempo, el mayor lujo de Luis Gerado Méndez
Luis Gerardo Méndez ha encontrado en los relojes un espejo de su momento actual. Como actor, productor e inversionista, su agenda se mueve entre rodajes, estrenos y salas de edición. Aun así, procura proteger su tiempo personal. “Creo que el tiempo es el mayor lujo. Poder tener tiempo para ti mismo es algo muy valioso. Soy cada vez más celoso de cómo y con quién lo invierto”.
En ese contexto, el reloj deja de ser solo un objeto y se convierte en una extensión de sus decisiones. Así como los proyectos que elige producir, cada pieza que porta tiene una razón. “Me atraen los relojes que tienen una narrativa, una historia. Que están ahí, con presencia, sin necesidad de gritar”.
Así como en la relojería se habla mucho de legado, ¿cuál es el legado que tú quieres construir dentro y fuera de la pantalla?
“Trato de no pensar mucho en el legado porque me genera ansiedad, pero si lo pienso, me gustaría que fueran historias que resuenen, que inviten a cuestionar y mirar las cosas desde otra perspectiva. Con Mentiras, la serie mi objetivo era justo ese: usar la nostalgia no solo para idealizar el pasado, sino para entenderlo, diseccionarlo y reflexionar sobre quiénes somos hoy”.
“Creo que ahí hay un valor profundo. Una vez, una coach en Los Ángeles nos dijo: “We are the culture makers”. Al principio me pareció exagerado, pero con el tiempo, viendo el impacto de proyectos como Nosotros los Nobles, Club de Cuervos o ahora Mentiras, entendí que sí, nosotros ayudamos a construir cultura. Me gustaría que ese fuera mi legado, crear historias que se queden en la memoria colectiva, que se vuelvan parte del lenguaje, de los chistes, de los memes. Que los personajes trasciendan. Eso, aunque ocurre pocas veces, es lo más poderoso que nos puede pasar como creadores”.