
Cuando el Traditionnelle QP Ultra-Thin debutó en 2022, se posicionó como un reloj de mujer, con diamantes y una esfera de nácar. Hoy, como parte de las celebraciones de su 270 aniversario, Vacheron Constantin cierra el año con un trío de Traditionnelle Perpetual Calendar Ultra-Thins que incluye las primeras piezas sin diamantes de la colección, un hito de género neutro.
La nueva versión sin diamantes transforma el modelo en una opción compacta para hombres que prefieren sus altas complicaciones en un tamaño discreto de 36.5 mm.
Dado que más hombres que mujeres son coleccionistas de relojes, tiene sentido que Vacheron presente esta edición de aniversario en un formato sin diamantes. Todos los modelos del nuevo trío llevan el emblema del 270 aniversario, que los diferencia por haber sido producidos en 2025.
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Las novedades llegan en oro rosa 5N, oro blanco, y una tercera referencia también en oro blanco pero con un bisel engastado con diamantes, cada una con un lenguaje estético que combina códigos clásicos con una ejecución moderna y pulida.
La colección Traditionnelle
La colección Traditionnelle toma como punto de partida la alta relojería del siglo XVIII, una época que definió la identidad estética y técnica de Vacheron Constantin desde 1755. Ese legado queda visible en cada elemento:
- Caja redonda escalonada
- Fondo estriado
- Asas de lados rectos
- Bisel estilizado
- Esferas que priorizan equilibrio, proporción y claridad
La tradicional minutería tipo ferrocarril, las agujas Dauphine facetadas y los índices aplicados tipo bastón completan un diseño que le habla tanto al coleccionista como al usuario que busca relojería atemporal.
El calendario perpetuo
El calendario perpetuo no es un invitado nuevo en la Maison: su primer ejemplar data de 1884, un reloj de observatorio que hoy forma parte de su colección privada. Desde entonces, la firma ha perfeccionado esta complicación capaz de adaptarse automáticamente a los cambios del calendario gregoriano —incluidos los años bisiestos— sin intervención manual hasta 2100.


En el corazón de estas nuevas referencias se encuentra el calibre automático 1120 QP, un movimiento que concentra 276 componentes en apenas 4,05 mm de grosor. La delgadez, uno de los grandes retos de la alta relojería, exige equilibrio entre robustez y miniaturización; un campo donde Vacheron Constantin lleva casi un siglo estableciendo estándares.
Este calibre despliega:
- Día, fecha y mes en una visualización de 48 meses
- Indicación de año bisiesto
- Fase y edad lunar
- Horas y minutos
Los acabados —perlados, Côtes de Genève, biselados a mano y una masa oscilante calada con la cruz de Malta en oro de 22 quilates— continúan el compromiso de la Maison con la decoración tradicional.
Tres interpretaciones pensadas para todos los estilos
Las nuevas referencias retoman las proporciones de la icónica Ref. 43031 de 1983, un modelo que ayudó a devolver el interés por la relojería mecánica durante la crisis del cuarzo y se convirtió en el calendario perpetuo por excelencia de la Vacheron Constantin.

1. Oro rosa 5N
Una propuesta de tonos cálidos que extiende el color del metal a las agujas y los índices. La fase lunar en azul profundo aporta contraste y dialoga con la correa de aligátor del mismo tono.
2. Oro blanco con detalles en oro rosa
Un juego cromático más sutil donde el oro rosa en agujas e índices destaca sobre la esfera opalina plateada. La correa en piel de aligátor marrón claro añade un matiz contemporáneo.
3. Oro blanco engastado con diamantes
La opción más luminosa de la trilogía: diamantes engastados en grano sobre bisel, corona y asas, en armonía con la estética plateada de la esfera. La fase lunar en azul oscuro y la correa a juego aportan la nota final.
Con estas tres referencias del Traditionnelle Calendario Perpetuo Ultraplano, Vacheron Constantin logra unir técnica y estética en un equilibrio que caracteriza a la Maison desde hace más de dos siglos. Su formato de 36,5 mm responde a un gusto creciente por las proporciones contenidas, mientras que su arquitectura mecánica mantiene vivo el espíritu de la alta relojería clásica.
Un recordatorio de que la belleza y la precisión pueden evolucionar sin perder de vista su origen, incluso al cerrar un año e iniciar el siguiente.