Así es la historia del primer superdeportivo del mundo, el Lamborghini Miura, que en 2026 cumple 60 años
Fotos: Lamborghini

Turín, noviembre de 1965. En un salón lleno de autos nuevos, lo más provocador del evento no tenía carrocería. Era un chasís: una pieza negra, perforada, ligera, con un V12 transversal colocado justo detrás de la cabina. Un gesto inesperado que capturó la atención de todos. Era un Lamborghini que mostraba, no la forma final de su próximo modelo, sino aquello que casi siempre permanece oculto: su esencia mecánica.

Un chasís, hecho con láminas de acero de apenas 0.8 mm y armado por Marchesi en Módena, se sostenía sobre un tubo central portante y dos subchasis auxiliares.

No rebasaba los 120 kg y estaba acompañado por frenos Girling, rines Borrani y una suspensión independiente que hasta entonces solo se veía en autos de carreras.

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En el centro de todo, una idea inédita: integrar motor y caja de cambios en un solo bloque compacto. Y coronando la escena, las doce trompetas verticales de los carburadores Weber. Era técnico, directo y radical. Un adelanto transparente de lo que se convertiría en el Miura.

Los orígenes del Miura

La historia había comenzado un año antes, en el verano boreal de 1964. Giampaolo Dallara, Paolo Stanzani y Bob Wallace —todos en sus veintes— imaginaban llevar el espíritu de las pistas a los autos de calle.

Como Ferruccio Lamborghini no tenía planes de entrar al automovilismo, decidieron invertir la ecuación: si los autos no competirían, los principios de la competencia tenían que llegar a ellos.

De esa postura nació el proyecto L105: un chasís compacto, ligero y dispuesto a cargar una carrocería que no existía todavía, pero que prometía ser distinta a cualquier Gran Turismo de la época.

Ferruccio, primero escéptico, terminó apostando por los tres. Así tomó forma el conjunto mecánico del P400, el núcleo técnico del futuro Miura.

El ADN disruptivo de Lamborghini

El chasís se presentó públicamente el 3 de noviembre de 1965 junto a los 350 GT y 350 GTS. Pintado en negro satinado, con cuatro escapes blancos, llamó la atención de periodistas y carroceros por igual.

Carrozzeria Touring fue la primera en recibir la propuesta —bajo el nombre “Tigre”—, pero sus problemas financieros complicaron cualquier acuerdo. Pininfarina tampoco podía colaborar por compromisos previos. Y entonces apareció Nuccio Bertone.

Según la conocida anécdota, Ferruccio lo saludó diciéndole que era “el último” en visitar el estand. Bertone revisó el chasís y respondió con una frase que se volvió parte del folclore automotriz: él diseñaría “el zapato perfecto para ese maravilloso pie”.

Durante las vacaciones de invierno, con la fábrica cerrada, Bertone presentó sus primeros bocetos a Ferruccio, Dallara y Stanzani. Las líneas eran tan distintas que fueron aprobadas casi de inmediato.

Ginebra 1966: nace la leyenda

En marzo de 1966, en el Salón de Ginebra, aquel chasís desnudo tomó su forma definitiva. El P400 ya tenía nombre: Miura. Un auto que no solo rompió con todo lo anterior, sino que llevó a un periodista inglés a inventar un término nuevo para describirlo: supercar.

El Miura no empezó con una carrocería, sino con una estructura que desnudaba sus intenciones. Esa franqueza mecánica fue el punto de partida de un modelo que, 60 años después, sigue siendo un referente histórico.

Un 2026 dedicado al Miura de Lamborghini

Para celebrar su 60 aniversario, Lamborghini dedicará 2026 entero a honrar al Miura. Habrá una gira oficial organizada por el Polo Storico, el departamento histórico de la marca, que recorrerá distintas ciudades con unidades conservadas y restauradas por la propia firma. Será un homenaje directo a la idea que transformó para siempre la forma de entender el rendimiento, la ingeniería y el diseño de un deportivo.

Sesenta años después, el Miura regresa a los reflectores tal como llegó al mundo en 1965: como un recordatorio de que, en ocasiones, una estructura negra con cuatro escapes blancos puede cambiar la historia.